lunes, 20 de octubre de 2008

Nómada

Me fui y me llevé tantas cosas...

Me volví nómada en un viaje en el que tenía como único acompañante al viento y yo seguía sus órdenes. Nómada de sentimientos, de sueños, de ambiciones, de pensamientos, de añoranzas, de valores y creencias y todos aquellos se vinieron a vivir a mi maleta cuando no había sitio ni al principio del viaje y dicen que al final siempre se suele traer más cosas contigo, sin contar las experiencias vividas y a mí además de todo eso se me ocurrió traer varias caras sonrientes tras hablar largo y tendido con el viento. Nuestas conversaciones fueron interesantes, sí que lo fueron, además me pudo confesar muchos secretos.






La maleta pesaba, me acomodé en mi asiento y al momento ya estaba allí, el viaje se había hecho cortísimo y nada de aquello parecía real, de repente me vi de lleno en una nueva ciudad. La vida de los nómadas normalmente siempre tiene un comienzo. Hace años empecé siendo nómada porque mi abuelo me lo sugirió y me dijo que así conocería el mundo tal y cómo es en realidad, muy pocos lo conocemos. Nada demasiado planeado, sólo las ganas y a veces ni eso se necesitan para seguir nuestro modo de vida.





Mi nuevo destino era Madrid, hacía años que no volvía por la capital y estaba en lo cierto cuando me prometía a mí misma que no me iba a defraudar. La puerta de Alcalá, La Cibeles, las Cortes, la glorieta de Bilbao, la plaza de Quevedo, Tribunal, Gran Vía y Atocha, la impresionante Atocha. Desde mi ventana la podía ver en todo su esplendor, sus grandes relojes, la bandera, la gente ajetreada que corría de un lado para al otro. Apasionante, realmente alucinante cómo es la vida allí.




De fiesta en fiesta, esa noche fue espectacular, con gente a la que no veía hace meses y que la echaba de menos tanto, gritamos, bailamos, reímos, cantamos y sobre todo recordamos viejos tiempos. Me hacía gracia la libertad con la que recorría las calles madrileñas ajena a todo el tiempo que había pasado, preguntándome dónde estaría él y mirando al cielo, un cielo tan diferente al de Asturias.



A veces una sola mirada te emociona y hace que en medio de tanta gente te sientas tan bien que no quieras abandonar una posición estática. No nos hace falta movimiento porque éste incluyendo alegría, efusividad y gloria nos hizo creer que ya lo teníamos todo, que esa era nuestra estrella y que ¿para qué nos íbamos a mover de allí?


Una vez se nos presentó la despedida comunicando su mensaje fatal de siempre, nos dijimos un "hasta luego" sabiendo que sería un "hasta mucho" aunque me valga con oír vuestra voz ahora para contentarme. Eso ya me hace sonreir, quizás el reencuentro no fue más mágico que la despedida pero es que ahora me es imposible recordar la escena en la que os íbais en un coche y no puedo decir otra cosa que gracias tanto por la estancia como por la compañía. Madrid nunca me ha defraudado, es una ciudad mágica, con sus más y sus menos, su gente, su pasado, su presente...pero sorprendentemente perfecta.



Los nómadas vamos de un lado a otro y llevamos todo lo que creemos que es nuestro con nosotros, no nos importan las escaleras, ni intentar observar un cuadro de Chillida de tema filosófico durante más de media hora, ni siquiera nos importa perdernos porque sabemos que el viento vendrá a recogernos si lo esperamos en la misma estación de siempre.



♫ Apenas respiro me hago pequeñita y me pongo a temblar. ♫








Madrid me hace ser literaria, ¿algún problema?

11 comentarios:

Belén dijo...

A mi Madrid también me trae buenos recuerdos, y me hace ser, sencillamente, feliz...

Besicos

Lyra06 dijo...

Quedan meses para irnos a Madrid. Esperemos, ¿no?
Estaba haciendo el comentario de lengua y me acordé de tu post. Sé literaria peque, pero cuando hay que serlo. Hay que ser, ante todo, práctica. Un muaaa!

José Muñoz dijo...

se nota que te lo pasaste bien :P

Besoss aluu!

La Gata Coqueta dijo...

Viajando se abren puertas y fronteran con resultados insospechados.

La diferencia va a ser muy notoria entre Madrid y tu mi casa...

Yo también estoy aqui perdida, el problema es que media hora de aqui vale más que un día de nuestra tierra.

Besos y pasatelo en grande y aprovecha al máximo para que mañana no te arepientas.

leo dijo...

Pasaste por mi casaaaaaaaa seguro. Lo mismo nos vimos y no nos reconocimos :))
Besotes, guapa.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

veo que te lo has pasado muy bien por los Madriles. bonitas fotos. Besos.

4nigami dijo...

Hola! Sorry, pero no puedo leer todo el texto que sino llego tarde a la uni (=P)

Pero por la primera frase puedo decir... Que eres una LADRONA!! Ohhhh!!!! =O xD


En fin! Tonterías mías! =P
No, mi amigo el de la foto se llama Anxo, no Pedro ;) Además el sombrero es mío! jUjUjU!





Trataré de pasarme más por aquí... siento no firmar estas últimas actus, pero es que andube mal...







Besazos!!

Ester García dijo...

Qué bueno, Alu! A mí Madrid me hace ser estresada.... :D

Miguel dijo...

Yo creo que cada sitio, cada pueblo, cada ciudad, tiene su magia, por eso los nómadas siempre buscamos ese lugar mágico.
Saludos.

Angie dijo...

Me alegro que te haya gustado Madrid, por tus palabras veo que te ha encantado. Son muy bonitas y me han hecho darme cuenta de que es verdad. Que mola Madrid.
Un besazo!

(Y la próxima avisa que vas a veniiiiir!!)

la cocina de frabisa dijo...

Tus palabras desprenden muy buen rollo, señal inequívoca de lo bien que lo has pasado!!

Di que sí, que si el cuerpo te pide ser nómada y literaria, adelante..

un beso