Confusión

Todo pasó tal y como lo cuento, fue llegar a casa y oír la misma voz de todos los días que me preguntaba si había hecho algo malo. Al parecer me enteré de que no había ido a clase de Educación Física y yo claro si había ido, es de estos momentos en el que el destino toma partida en tu vida, no sabes qué hacer y te pones de los nervios.

Las hijas desaparecen y los profesores se atontan e incluso llaman a casa sin permiso del tutor.

Cuando mi padre oyó esa voz ronca al teléfono, no hizo otra cosa que preguntarse dónde estab su hija, estaba preocupado y normal con todo el jaleo que se armó...

Y al final nada pasa lo de siempre, una simple connfusión que aún no ha quedado zanjada.

Porque las Ana Lauras en mi pueblo se llaman Ana Lauras, no Lauras, los profesores son inteligentes y los padres no te echan la bronca por hacer algo que no has hecho.

Me gusta que cada cual tenga su identidad, siempre me han llamado de diferentes formas y lo he aceptado más o menos, pero nunca, me habían puesto falta en una clase en la que me he esforzado más que nunca(corrí 11 vueltas en 12 minutos) sin ser yo la que había faltado.

Para una vez que Lauryna va a Salamanca, todo lo que ha pasado es poco, si lo lees no fue tu culpa, lo sabes, es el profe que estaba bastante empanado y bueno también es culpa de mi segundo nombre pero eso como pequeño detalle.

Las identidades a veces engañan, por eso lo más importante es reivindicar que nos llamen como nos llamamos y que sepas quién eres y que nunca cambies tu forma de ser porque si lo haces hay personas que terminan decepcionadas.