martes, 30 de noviembre de 2010

Petición de volver

En Madrid cualquier lugar era una perfecta inspiración, aunque por su ritmo de vida no frecuentaba muchos. Los números, a veces le permitían hacer alguna que otra escapada. El lazo más falso la agarraba a la vida y la hacía sonreír con rojo carmín que de tanta roja vergüenza dejaba los cristales empañados de odio, rojo, por supuesto.

Fue a parar a la estación de Chamartín, primer lugar donde las cifras sentenciaron su final. Aquel lugar mestizo. Él la recibió y le dio su primer y único billete de permanencia, ella lo recibió como un regalo. Al menos durante dos años –se dijo. Las empresas de transporte nunca suelen precisar ni asegurar que seguiremos con un mismo acompañante todo el viaje. “Las personas vienen y se van”, decía mientras pasaba el tiempo y las letras del glosario iban configurándose haciendo un crucigrama. En ese momento se estaban deshaciendo cuarenta parejas en el mundo, sesenta personas habían roto a llorar y treinta habían roto en añicos un espejo. Desde las escaleras mecánicas podía aún ver todo lo que la mantenía atada a ese lugar. No sabía que nada, al comprarlo o tomarlo prestado, conservara su fecha de caducidad intacta.

Era Madrid, eso sí y siempre podría volver a la misma estación a ver como todo seguía fluyendo. Cargó con todo, de lo demás ya no quedaba certeza, sólo nostalgia disfrazada.

3 comentarios:

Ángel dijo...

Esta es mi Ana! :D
Espero que este no fuera el que no te gustara porque ello significaría que te exiges demasiado. Espero que vengas más asiduamente por aquí ;)

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)

Anónimo dijo...

Felicitaciones, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!