sábado, 19 de febrero de 2011

'Yo' se escribe 'Io'

¡Quién ha dicho que las cosas no cambian de un día para otro? Ayer nos acostamos como si tal cosa y hoy, sin saberlo nos hemos despertado diferentes. Hace mucho ya que no podíamos considerarnos una nación, un pueblo unido. Puede que lo único que nos una ahora a los españoles sea que todos a la vez podamos lanzar un suspiro profundo ante la crisis o que nos estremezca tanto un mendigo en el metro pidiendo, que le terminemos dando unas monedas. Es época de sensibilización y en eso no ha colaborado la última campaña publicitaria de Coca-Cola , seguimos siendo igual de felices e igual de desdichados, con peluches, armas y tizas de colores. Pero algo ha cambiado, el país ha atravesado y sorteado un gran terremoto y ha sabido evacuar justo cuando tenía que hacerlo. Fíjese en el impacto de todo esto, que lo mismo un día despertamos y los vascos se ven rodeados de playa, era eso lo que querían, ¿no?

La mente humana sigue empotrada contra ese individualismo del que lo puede salir, que la hace especial y que nos tilda de comunes por querer quitarle su puesto de trabajo a nuestro mismo compatriota, a ser superior. Seguimos con las radicalidades y ésto ya se pasa de castaño oscuro, tanto que sólo unos cuantos encapuchados lo entienden. Las provincias del País Vasco han cambiado sus nombres y han adoptado los de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia.

De nada les servirá a los niños ninguna "memoria histórica". El panorama ha dado un vuelco. Y algunos siguen declarándose ciudadanos de mundo porque no paran en casa, pasan horas buscando la última oferta de Ryanair, no les sacia el turismo, quieren más; y planean viajes dos meses antes porque se aburren de un sitio, se aburren de una misma cosa. Verán ustedes cuando cada una de "las diecisiete" sea un país, verán como cambian los paisajes, como aumentan los destinos, como todo se aleja. Los vascos han hablado, en su lengua caucásica, esa sin un origen predeterminado, la desconocida, la que casi nadie entiende, ahora la pregunta es ¿alguien lo ha entendido? Sí, somos ciudadanos pero de un mundo que nadie entiende.

1 comentario:

Salamandra dijo...

Ciudadanos qe huyen a lo lejos para encontrarse dando vueltas al mismo sitio.

¿Descreídos de su oirgen?, ¿libertad o una cárcel simplemente más grande? Las ataduras, las raçices siempre se mantendrán ahí, aunque quieras extenderlas, retorcerlas u olvidarlas...