Gracias por vuestras palabras una vez más, he tardado días en escribir esto y es que quería reunir todo aquello que considero importante sin olvidarme de las pequeñas cosas que hicieron de esta experiencia un conjunto de momentos memorables.
La viejecita bilingüe me preguntó en el avión: ¿dónde vas? Le dije: A Madrid.
Ya estoy aquí de nuevo. De Madrid, ¿qué decir? simplemente inolvidable, cómo esperaba ser, con la mejor de las compañías, los mejores chistes, las sonrisas más logradas...en verdad os digo delegados, delegadas, presidencia y demás invitados que me lo he pasado genial.
Y es que había que hablar así, ese era el protocolo y así había que actuar, razonando antes, cosa que no solemos hacer los adolescentes normalmente y así todas las mañanas a las siete de la mañana, arriba, o sino te levantaban de la cama, si es que los jóvenes si queremos cambiar algo en la política de este mundo, lo tenemos que hacer con unos buenos sobados en el estómago.
Desayuno, nervios, comida, prisas, cena y estrés. Digamos que no hay nada mejor que tener planeado que se va a hacer al cuarto de hora siguiente. Siempre me ha gustado tener planeada mi vida y no aburrirme en ninguno de mis momentos. Me encantaba hablar, tener voz y voto, reunirme con mi comisión a prisas cada día, durante esos cuatro días. Porque descubrí una nueva forma de discutir, no era para nada dar gritos de una trinchera a otra (cómo hacen la mayoría de políticos de hoy en día) era argumentación, era turno de palabra y sobre todo consistía en escuchar diferentes opiniones y respetarlas.
Descubrí que si hay un lugar para conseguir cambiar el mundo ese es el parlamento Europeo, no sentados en las sillas, sino trabajando en grupo, hay que pensar y luego actuar, porque aunque seamos sólo promesas, en esa realidad seremos futuro y en el futuro, una realidad.
El proyecto al que asistí fue bautizado por el presidente de la Asamblea General, Ricardo González Peña, como "el virus MEP" que tenía como síntomas principales el cansancio o el insomnio, sin embargo nos recetaron nuestros respectivos presidentes que la mejor manera de curarse del virus era trabajar con ganas para hacer de éste un mundo mejor, con ilusión, tomando decisiones, cediendo y llegando a un consenso con gente parecida o diferente a nosotros.
Aunque al principio las cosas no fueron bien para algunos, he de decir que conocí a gente estupenda que sabía que no me iba a fallar y de hecho no me decepcionó en absoluto. Quedé sorprendida de lo bien que hablaban (los gallegos sobre todo), de una sesión nacional así puedo decir que conseguimos nuestro objetivo, unidos, con el poder de la democracia, llegamos a un consenso, eso era lo importante, tuvimos que ceder, no fue fácil pero mereció la pena, llegamos a una opinión común sobre un tema que nos concierne a todos.
Pido un aplauso porque cuando cada uno se subió al atril, nadie se confundió y dijo "señor presidente" en vez de señora presidenta, porque participamos, porque llegamos a esa sesión nacional y por muchísimas razones que se resumen en un contundente "etc, etc...."
Sentí de verdad la falta de ese apoyo tan grande durante esos cuatro días pero hay cosas que es mejor hacerlas por ti misma: como recorrer el aeropuerto hasta la puerta de embarque, razonar, crecer como persona, madurar...
Nadie, excepto nosotros sabe los nervios previos a la Asamblea, cómo temblaba nuestro cuerpo al encender el micrófono para hablar, nuestra cabeza estaba hecha un lío y dudábamos al levantar la voz, siempre estaba presente la duda de ¿estaré diciendo lo correcto?. La cosa consistía en no dejarte ninguna pregunta en la manga, irte para casa con la impresión de que has dicho todo lo que querías decir. Objetivo conseguido.
Fuimos presa de cámaras, televisiones y demás periodistas pero ninguno pudo expresar la sensación que teníamos en esas sillas un momento antes de que el Sr. Presidente nos diera la palabra, tras ese momento dijimos adiós a esos nervios que tanto nos habían martirizado, no hay mejor sensación que esa y nadie la puede contar mejor que nosotros.
Se acababan las conversaciones y volvía a nosotros el cansancio y el sueño que se apoderaba de nosotros, sí, nos habían advertido de ello, era el virus MEP (Model European Parliament) que nos transmitía ilusión por seguir adelante ya fuera a base de coca-colas o de cafés.
Fuimos presa de cámaras, televisiones y demás periodistas pero ninguno pudo expresar la sensación que teníamos en esas sillas un momento antes de que el Sr. Presidente nos diera la palabra, tras ese momento dijimos adiós a esos nervios que tanto nos habían martirizado, no hay mejor sensación que esa y nadie la puede contar mejor que nosotros.
Se acababan las conversaciones y volvía a nosotros el cansancio y el sueño que se apoderaba de nosotros, sí, nos habían advertido de ello, era el virus MEP (Model European Parliament) que nos transmitía ilusión por seguir adelante ya fuera a base de coca-colas o de cafés.
He de nombrar a las personas que más especial hicieron esa estancia además de los numerosos delegados, me conmovieron los discursos del presidente, de Sonsoles Castellano, Presidenta de la Fundación San Patricio, D. José María Gil Robles, ex Presidente del Parlamento Europeo, D. Carlos Mª Martínez, Director de Obra Social Caja Madrid y D. Juan López Martínez, Subdirector del Ministerio de Educación y Ciencia.
Ese sueño poco a poco se iba haciendo realidad, ibamos consiguiendo tras numerosos debates y horas y horas reunidos la redacción de tantas claúsulas como propuestas teníamos para solucionar temas que nos importaban demasiado como para dejarlos pasar sin más. Tras casi 17 horas con los tacones puestos, nuestros pies ya no sentían dolor alguno. Estábamos cansados pero realizados.
Cogimos el bus, la despedida estuvo llena de abrazos fue lo peor de todo, habíamos compartido tanto los noventa eurodiputados que llegamos allí, que parecía mentira que ya se hubiese acabado. Fue demasiado bonito para ser verdad. Teníamos claro que no íbamos a recordar todos los nombres de las personas con las que entablamos amistad o hablamos esos días, pero yo ya he abierto una sección en mi memoria llamada MEP, ¿ha merecido la pena? Ya lo creo que sí.
9 comentarios:
Ayyyyyyyy, qué de experiencias enriquecedoras te has traído en la maleta. Me ha encantado leer tu entusiasmo por todo cuanto has acometido. Seguro que jamás olvidarás estos días vividos y que ya te han hecho crecer y mejorar como persona. Enhorabuena por esas vivencias y por cómo las has relatado. Un beso
Ains........
Seguro que te sentiste toda una parlamentaria........hay con tu microfonito a lo sesenta segundos.........
Ojala....tantas iniciativas mejoraran el mundo
un beso
Sourin
Enhorabuena por la experiencia, eurodiputada :D
Bueno, felicitaciones y todo eso cansina!!!
Ala ya pasó!!
Besos y eso
ETC...
-->ANYTA<--
Hola!! Vaya.. me alegro de que te gustara mi ida de olla... xD
Y tambien me alegro de que te lo pasaras bien en ese viaje... =)
Besos!
Alu, ¡Cuánto me alegro por tí!
De que te lo pasaras tan bien, aunque con nervios, pero al final todo salió.
Te imaginaba como eres, me ha gustao conocerte!
Seguro que te llevas una experiencia maravillosa para tu diario!
Bwsos:)
Caramba, y yo aquí creyendo que le comentaba la bitácora a una ex-alumna, y resulta que nada de eso, que aquí lo que hay es una eurodiputad de nuevo cuño, entusiasmo contagioso, honestidad bien visible y capacidad indesmayable de trabajo. Qué bien, cómo me alegro por vos. A ver si gente como tú mejora un poco la cosa, porque tal y como vemos...
Muchos besines
Me alegro de que lo pasases bien y aprendieses. Por mi carrera la verdad es que algo de idea sobre cómo van estas cosas sí que tengo :P
Besos.
PEPE TEXAS RANGER.
Yo también creo que ha merecido la pena.
Quién sabe, quizás tengas madera de política, pero de las buenas.
Mucha suerte y que todo te vaya bien y pongas tanto entusiasmo como en esta experiencia.
Un beso
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