lunes, 29 de marzo de 2010

Desafío extremo

Por la mirilla podemos ver a nuestro vecino suicidándose, en la tele podemos ver litros de sangre cayendo a chorretones, la saga de Saw nos arrebata en el cine, estamos amenazados por el kioskero y le debemos dinero al carnicero. No podemos bajar las escaleras porque nos podemos caer; meternos en la ducha sería poner en peligro nuestra frágil cadera. De este modo, salir hoy a la calle y dar la cara, supone toda una hazaña, un desafío extremo, más allá de escalar el Everest. ¿Quién sabe? Quizás el movimiento, que haga hoy nuestro pie de una línea del paso de peatones a otra, sea el último.

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